Bípedo Contemplativo

A la mar salobre

Quisiera mirar la mar
con los ojos de aquellos poetas
que no intentaron explicarla,
puesto que es imposible encerrar la belleza
en un concepto humano.

¿Cómo definirte salobre masa inmensa?
Mar del pescador que saborea tu riqueza,
mar del marino que con miedo se adentra en tus secretos,
mar del comerciante que une a las orillas de los océanos,
mar del buzo que extrae perlas y destruye tus riquezas
mar de los almirantes que te hacen campo de batalla.
Desde la playa, mar salobre,
eres el absoluto todo
en el que se hunde Dios todos los días.
Indago e interrogo si las olas arrojarán
a mis plantas, en un remoto mañana,
una lámpara encantada
de la que surgirá el genio
que me permita descubrirte,
en un silencio de Conrad,
como delfín, como orca, como salmón,
como tintorera, como habitante de tus hondas.
Tal cual hombre, desearía ser un niño náufrago
o un pirata bueno que conozca todos tus refugios;
mar de Salgari, mar de Julio Verne:
de todos los hombres honestos.

Renacimiento

Mi caravana no se detuvo
en ningún oasis,
duro fue el trayecto,
el largo peregrinaje.

Estuve en la Meca y no lo supe,
ahí también oré en el crepúsculo
arrodillado hacia el Oriente,
adorando a falsos profetas.
De vuelta a mis parajes
di crédito a visiones famélicas,
confundido, víctima del pánico más frenético,
viví mi pesadilla, dormido, sonámbulo…
¡Y llegó la hora de despertar!